Esta vez, Jorge había terminado una de sus mejores presentaciones en público, hasta la fecha. No cometió errores como en otras ocasiones, y hasta lo disfrutó. Pero algo no andaba bien. Todos sus oyentes bostezaban y parecían felices de que hubiera terminado. Estaban callados, aburridos, no hacían comentarios, y parecía que NO HABÍAN ENTENDIDO EL TEMA.
La charla de Jorge había sido muy precisa, con información completa e incluso interesante. Pero después de hora y media escuchando información y más información la gente se distrae. Jorge perdió la atención del público a la mitad de su exposición y NO supo cómo conseguirla de nuevo.
Si tú no quieres que te pase como a Jorge, encuentra la manera de identificar cuando tu audiencia está distraída, y conseguir de nuevo su atención. Te voy a explicar a continuación una muy buena manera de lograrlo. Solo tienes que hacerlos reír un poco.
…Hazlos Reír:
En el encantador musical de Broadway «Cantando bajo la lluvia«, hay una canción llamada «Hazlos reír», la cual se basa en la idea de que la mejor manera para que cualquier actor construya un vínculo con el público, es utilizar el humor para lograr una sonrisa, o una carcajada, a ese público. Bueno, esa idea no es sólo válida para los artistas del escenario. Es igualmente válida, cuando empieces a desarrollar tu estilo como orador.
Si lees cualquier guía de autoayuda que indique como ser un orador efectivo, una de las reglas de oro es: abrir con una broma. Pero ¿adivina qué? Eso no es realmente una regla fija. El humor es el tipo de cosa que funciona igual de bien dentro del primer minuto de tu presentación, a la mitad de ella, o en cualquier momento en que sientas que estás perdiendo a tu audiencia.
La psicología del público es algo divertido, pero no en el sentido de “la risa” en sí. La verdad es que cuando empiezas a hablar a un determinado público, ellos probablemente te estarán escuchando. La mayoría de la gente por lo menos sentirá curiosidad por ti, y por lo que tienes que decir, y se va a interesar en ti. Se va a interesar simplemente porque eres una persona nueva allí, delante de ellos. Aunque ciertamente no es una mala idea empezar con buen humor, el momento en que la audiencia necesita realmente de una broma, es cuando ya has puesto en marcha tu presentación, y miras al público cabecear, o sus miradas desviadas, y te das cuenta de que estás hablando pero nadie te presta atención. Es entonces cuando el humor te trae a la audiencia de regreso, y los engancha de nuevo en tu presentación.
El problema más grande en muchas de las situaciones al hablar en público, es que puedes estar presentando ideas a la multitud. Mientras que una idea es algo bueno, la gente tiene problemas para permanecer concentrada en puros conceptos por mucho tiempo. Es por eso que la mayoría de los oradores usan ilustraciones, historias y humor para mantener a la audiencia concentrada en lo que están hablando. Y ahí es donde un generoso uso del humor, te ayudará con tu estilo al hablar en público también.
El humor tiene un cierto efecto sobre la psicología humana que hace que el oyente se pueda vincular con el orador, de una manera única. Para ponerlo más simple, usar humor en tu presentación hace que le gustes a la gente. Y si les gustas, querrán escuchar lo que tú tienes que decir. No hay que darle vueltas simplemente, al hecho de que la gente va a escuchar, aceptar, entender, y hacer sus propias conclusiones, con ideas presentadas con humor. Esto lo hace mucho más fácil, que si tu discurso es sólo una presentación de material seco, incluso si es un material importante.
Pero ¿qué pasa si no sabes cómo usar el humor? Por supuesto que siempre puedes simplemente contar un chiste. Pero los chistes enlatados son sólo eso, intentos de utilizar el humor de otra persona. Estos funcionan, (si son buenos chistes) pero si el humor no es significativo para lo que estás hablando o para ti como orador, no será tan eficaz como debería ser. El mejor humor es hacer observaciones de autocrítica mientras hablas. Son fáciles de realizar, simplemente usándote a ti mismo como tema de una ilustración. Por ejemplo, si éste tema fuera parte de tu discurso, podrías decir…
«Cualquiera de ustedes podría pararse aquí y usar el buen humor en su charla. Pero seguramente no harían el ridículo como yo, esperando a que todos se rían.»
Eso ni siquiera es un buen chiste. Pero debido a que es muy relevante para el tema, es autocrítico, y es un momento de luz en la presentación, probablemente obtendrá una risita. Una risita es justamente todo lo que se busca. Tú no estás tratando de convertirte en un cómico ahí. El humor que es demasiado descontrolado, y diseñado para generar carcajadas, en realidad distrae la atención. Tú no quieres crear un desorden en la sala. Sólo quieres lograr un pequeño desvío de carácter humorístico, para traer a tu público de nuevo a escucharte.
Escucha a buenos oradores que admires, y toma nota de cómo se parecen resbalar y salirse del humor con facilidad y sin esfuerzo, y la rapidez con que establecen una buena comunicación con el público. Te tomará un poco de práctica para conseguir buenos resultados al usar el humor en tu manera de expresarte. Pero va a mejorar tu estilo de presentación enormemente. Y esa es la idea completa, ¿no?
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