El máximo logro de un buen orador es poder realizar un discurso que INSPIRE a las personas.
¿Te gustaría aprender a inspirar a tu público con tus discursos, y disfrutar esa satisfacción de haberlos conmovido y de haber influido en sus vidas? Lee con atención...
El otro día acepté el reto de realizar un discurso para inspirar a un grupo de personas. No fue fácil, porque se trataba de gente que no tenía un interés en común, no tenían la intención de ser inspirados.
Pero al final logre el objetivo de mi discurso y algunos de los oyentes hasta me dieron las gracias porque sintieron que les llegó mi mensaje.
Ahora te voy a contar lo que hice para conseguirlo:1. El Tema.
En primer lugar me pregunté: "¿qué es realmente inspirar?" y descubrí que es tocar las emociones más profundas de las personas, de manera que alcancen un cambio trascendental no sólo a nivel mental, sino en su alma y en sus corazones.
Entonces me dediqué a decidir de qué tema iba a hablar, tomando en cuenta que necesitaba lograr una conexión fuerte con ellos para poder inspirarlos. Decidí hablar sobre Dios, desde la perspectiva de mi propia experiencia y de cómo estar cerca de Dios me ha permitido superar los momentos más difíciles de mi vida.
Al involucrar mi historia personal y contarles sobre las etapas difíciles que he tenido que enfrentar en mi vida, pude crear esa conexión con ellos.
2. La Inspiración.
Para poder inspirar a alguien más, primero debo despertar esa inspiración en mi. Así que a medida que mi discurso iba tomando forma, buscaba siempre mantenerme inspirado con cada nuevo elemento que agregaba. Cuando agregaba una reflexión en específico, me quedaba pensando en ella hasta estar muy inspirado.
No fue necesario practicar muchas veces este discurso, porque iba a hablar sobre mi mismo y sobre un tema que ya dominaba bastante gracias a toda la meditación y análisis que ya he realizado.
Pero sí fue necesario repasar en mi mente cada punto y cada idea, buscar las palabras más emocionales y encontrar la mejor manera de organizarlas, de tal modo que una emoción derivara en otra cada vez más intensa y profunda.
3. El Contagio.
Ya me había inspirado a mi mismo y ya tenía muy claro el mensaje que quería transmitir. Ahora solo necesitaba contagiar esa inspiración y todas esas emociones al público.
Traté de mantenerme lo más tranquilo posible y empezar con calma, llevando a las personas poco a poco al estado emocional indicado para recibir la siguiente idea. Buscaba en todo momento estar al pendiente de cómo se sentían ellos, verificando que estuvieran recibiendo el mensaje y que estaba tocando sus emociones.
Después de la mitad de mi discurso al ver que las personas estaban conectadas conmigo, me pude olvidar de todos los aspectos técnicos y me entregué al público. Me dejé llevar por la emoción del mensaje que transmitía, logrando que mi voz y mi cuerpo actuaran por sí solos, y en mi interior sentía como la emoción crecía y fluía a través de mis palabras.
Así fue como logré tocar las emociones de las personas y entregar un mensaje lleno de inspiración. Te cuento cómo lo hice yo, para que tú también lo hagas.
Siempre que hables en público debes enfocarte en apuntar hacia las emociones más profundas de las personas. Así no sólo lograrás convencer a su mente, sino también inspirar y conmover sus corazones.
Víctor ToscanoP.D: Si te parece útil esta información, por favor haz clic en “Google +1” y compártelo en "Facebook" y “Twitter”. ¡Muchas Gracias!